viernes, marzo 17, 2006

La resurrección de la carne

He vuelto. Más silenciosa que como me fui y sin saber por cuánto tiempo, pero he vuelto y es lo importante. Parece que finalmente el conocido proceso de cicatrización se ha instalado en las paredes de esta faringe que nunca había sufrido tanto como ahora. Incluso el oído, inocente de todo pecado fue víctima de todo este desmadre infeccioso que parece remitir poco a poco.
"Usted tiene una faringitis aguda", dijo el médico de guardia en el centro de salud de emergencia al que fui. Pero ni siquiera el diagnóstico me sorprendió tanto como el hecho de que este mismo centro, que se dedicaba a erradicar la adicción al tabaquismo durante el día, oliera tanto a tabaco. Un tabaco que acababa de apagar el hombre que me pidió los datos cuando entré el martes por la noche.
Ha sido, sin embargo, un experimento interesante. Encontrar nuevas formas de comunicación siempre resulta un reto. Ciertamente, la libreta facilita mucho las cosas, pero a veces la pereza las dificulta y te decantas por las manos, los gestos y descubres que es posible que sobrevaloremos la oralidad. Pero claro, esto lo dice alguien que se encuentra bajo el efecto de tantos antibióticos y analgésicos a quien de hacerle una prueba de dopaje, le prohibirían participar en cualquier disciplina deportiva por siempre jamás.
PD: Ya saben todos que los viernes no escribo pero en vista de mi ausencia de los últimos días, espero que esto pueda paliar un poco el silencio al que me veo obligada...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sé lo que se siente. Hace meses sufrí una gripe desastrosa que me dejó muda literalmente. Te acompaño en tu proceso con los mejores deseos de mucha salud para ti. Ponte juiciosa con el tratamiento para tu pronta recuperación. Recuerda que ya viene semana santa.

Anónimo dijo...

Si estuviese yo allá ya estarías curada!!! Ponete una bufanda eso es lo que teneis que hacer!!!