jueves, junio 29, 2006

Match Point

Una pelota de tenis se estrella contra el filo de la red. La imagen se congela. ¿Dónde va a caer? ¿Hacia dónde debe ir? ¿A qué lado la empuja el viento, la velocidad de X y la fuerza de Y?

¿Y yo?

miércoles, junio 28, 2006

5 x 5

Del blog de mi amigo Fox, les paso la tarea que él me dejó a mí. Espero sus listas...

1- Las 5 canciones que, indistintamente, te ponen de buen humor y te producen una sonrisa.
- El soundtrack de Amélie (todo todito)
- Ojalá que llueva café en el campo (versión tacuba)
- Mariposa Technicolor de Fito
- Just my imagination de The Cranberries
- Mr. Jones de Counting Crows

2- Las 5 canciones que son como una maquina del tiempo, porque te hacen volver a vivir un pasaje de tu vida.
- El tamarindo (no sé quiénes cantan eso pero es un merengue muy salao)
- Los Gorilas, de Melody
- Azul (o "Sasul") de Cristian Castro
- Caraluna de Bacilos
- Una del primer disco de Stereolab que bautizamos como "chakirá" porque el Prendo no sabe francés...

3- Las 5 canciones que serian perfectas para la banda sonora de tu vida.
- Esa noche, de Café Tacuba
- Te vi, de Fito Páez
- El Canon de Pachebel
- Mi canción: "Los hombres son una basura"
- Quelqu'un m'a dit de Carla Bruni

4- Las 5 canciones que te duelen hasta los huesos.
- La obertura del Mesías de Haendel
- La muerte chiquita, de Café Tacuba
- Sodade, de Cesaria Evora
- Amor marginal
- Menos mal, de Andrea Echeverri

5- Las ultimas 5 canciones que has escuchado? Alguna de ellas aparece en las preguntas anteriores?
- Todas las de Mi vida con ellas I, de Fito
- Las de Un viaje, de Café Tacuba

martes, junio 27, 2006

El problema de no tener cuello

Hace unos días, Marta volvía caminando del trabajo. Iba distraída, pensando en sus cosas, en la cena que tenía que preparar, la ropa del día siguiente, la lista mental de la compra que haría algún día “cuando tuviera tiempo”. Sin embargo, algo la sacó de sus pensamientos de un solo golpe: esta imagen que me describió y que yo les re-describo a continuación:

A la altura del Centro Comercial Galaxia, Marta iba sorteando de la mejor manera las miles de obras que ahora impiden un caminar normal por la calle Isaac Peral. Entre esto y sus pensamientos, casi sin darse cuenta tropezó con un hombre sin cuello. “Sí, sin cuello”. Nada en absoluto. Daba la impresión de que llevara los hombros levantados, pero no, simplemente su cabeza se pegaba al torso así, sin transiciones.

Desde entonces Marta no puede sacar a ese hombre de su cabeza: ¿Cómo se pone una camisa? ¿Qué talla pide? ¿Cómo gesticula que algo no le importa? O ¿Cómo gira su cabeza? ¿Cómo traga? ¿Tendrá manzana de Adán? ¿Cómo es el que el cuello resulta de repente un bien de primera necesidad?

Ahora Marta camina a su casa alerta. Está a la espera de verlo de nuevo y esta vez no tropezar. Esta vez lo seguirá...

jueves, junio 22, 2006

Buenos días...

Despertador, sábanas que crujen. El cuerpo que se estira. La luz que comienza a entrar en los ojos, atrevida, sin pedir permiso. Las cosas empiezan a tomar forma. Hueles el café en la cocina. Un día más, un día menos.

Un paso y luego otro, inconsciente, automático. Todos van igual. Los ves pero no los miras. Son parte del paisaje diario. Sirenas, carros, cornetas, gritos.

Vuelta a lo mismo. Las paredes, la televisión, la comida, la cama, los ojos que se cierran.

Hasta mañana.

jueves, junio 15, 2006

Au reste de ma vie

Cerré los ojos de puro cansancio y los cubrí con mis manos. Podía escuchar el sonido de mi respiración. “Sí, definitivamente sigo vivo”, recuerdo que pensé. Sentí el olor de mis manos, aún con esa fragancia de día de trabajo, de miles de cosas que se tocan de manera inconsciente, pero que al final del día dejan una marca.

Me quedé así un rato. No me importaba la gente de la oficina que corría de un lado a otro, como si se les fuera la vida en ese nuevo inventario. Recuerdo que me decía que nunca sería como ellos, y sin embargo, aquí estoy, vestido con un traje gris de mi colección de trajes grises y una corbata azul de mi colección de corbatas azules. Pero hoy es el final.

Lo mejor de haber llegado a este punto es que lo he hecho sin que nadie lo sospeche. Ni siquiera hoy. Todos están tan absortos en su carrera por cuadrar números que no se han percatado de que ya no corro como ellos. Ni de que me he desanudado la corbata y desabotonado la camisa. Pero ahora que me levanto y comienzo a bajarme los pantalones, las vistas se levantan, los pies frenan, y los ceños se fruncen. No me importa. Me quito los zapatos, gastados de mis maratones personales contra el tiempo y así, con medias ejecutivas y como Dios me trajo el mundo, camino, alto y erguido por fin, al resto de mi vida.

miércoles, junio 14, 2006

S/T. Óleo sobre lienzo

Para ti, por el hombro y las letras

Nos conocimos en un museo. Era ordinario, lleno de cosas ordinarias e incluso más ordinarias. Pensé que era muy joven, demasiado tal vez, pero eso no impidió que me fijara en él y en esa fragilidad encantadora. Resultó ser escritor, igual que yo. El hecho de que nos hubiéramos encontrado allí no podía ser casual. Lo atribuí a las maquinaciones de mi amigo “El Okupa” quien se había perdido en algún momento con la excusa de buscar unos sándwiches de pavo que según él eran los mejores de la ciudad. Mi amigo tenía ese mote porque no tenía casa. Se contentaba con ir de museo en museo, admirando cuadros, durmiendo en los bancos frente a increíbles obras de arte. “Todo un lujo”, solía decir justo antes de comenzar a roncar frente a alguna obra de Goya o El Bosco.

Yo aprovechaba sus siestas para ver los museos con calma. Sabía que cuando terminara lo encontraría allí de nuevo, despierto pero a la vez en trance, admirando los personajes que lo vieron dormir profundamente. Pero esta vez no fue así. Debí haberlo sospechado.

“El Okupa” me invitó al museo pero no durmió esta vez. Empleó su tiempo en mirar de soslayo las ordinarieces que allí había. De pronto, anunció que tenía hambre, me dejó sola y fue entonces cuando ocurrió.

Él entró en silencio y se detuvo frente a un muestrario de grapas y clips de varios colores. Colocó su mano sobre el cristal y miró maravillado lo que allí había. Yo lo miraba a él. En algún momento, se dio cuenta de mi presencia. Caminó hacia mí, me dio la mano y se presentó: “Encantado. Ya lo sé, no es nuestro momento, pero sólo quería verte por primera vez”. Yo no pude decir nada. Sólo verlo salir por la puerta contraria mientras mi amigo llegaba con la bolsa de sándwiches, que por cierto, apenas probé.

martes, junio 13, 2006

Volver...

Carlos Gardel lo cantó de forma inmejorable, así que en esta ocasión, mis palabras sobran:

Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos van
marcando mi retorno
son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor
y aunque no quise el regreso
siempre se vuelve a su primer amor
la quieta calle, donde el eco dijo
tuya es mi vida, tuyo es mi querer
bajo el burlón, mirar de las estrellas
que con indiferencia, hoy me ven volver...

Volver con la frente marchita
las nieves del tiempo, platearon mi sien
sentir que es un soplo la vida,
que 20 años no es nada
que febril la mirada
errante en la sombras te busca y te nombra
Vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo
que no ha de volver.

Tengo miedo el encuentro con el pasado
que vuelve a enfrentarse con mi vida
tengo miedo de las noches que pobladas
de recuerdos encadenan mi sufrir
pero el viajero que huye,
tarde o temprano detiene su andar
mas el olvido que todo destruye
haya matado mi vieja ilusión
Cual escondida la esperanza humilde
es toda la fortuna de mi corazón.

Volver con la frente marchita...