jueves, noviembre 30, 2006

El ataúd

Emma recibió con una gran sonrisa la caja gigante envuelta en un papel rojo brillante precioso. Con sus siete años, casi no podía cargarla, así que la puso delicadamente en el suelo y rasgó el papel con la alegría que lo hace cualquier niño que recibe un regalote por su cumpleaños.

Poco a poco se fue descubriendo el contenido de la caja. Era una de esas que tienen la parte delantera transparente, así que no fue muy difícil para Emma saber lo que ahora sería de su propiedad: una muñeca muy grande y muy pero muy fea, con esas caras blancas de porcelana, que lejos de fomentar las ganas de jugar, las desvanecen por completo.

Emma no supo cómo reaccionar cuando de vio cara a cara con esos ojos vidriosos, ese vestido de terciopelo azul oscuro y tantos encajes. Ella, ciertamente, había pedido una muñeca para jugar, una muñeca que fuera su hija y a la que cuidaría mejor que a nadie. Eso le había prometido a su mamá. En su lugar, había recibido lo más parecido a una niña muerta.

Fue así que, tal vez gracias a la innegable sabiduría infantil, Emma subió su caja-ataúd a su habitación y la colocó sobre su mecedora. Se sentó frente a ella y le pidió perdón por no dejarla salir a jugar con ella. En vez de eso, Emma bajó al jardín y recogió unas pocas flores frescas que colocó al lado de la caja, antes de salir a jugar afuera, ya sin remordimientos.

Su madre, extrañada, aprovechó la salida de la niña para subir a su habitación y se horrorizó al ver el escenario dispuesto por su hija, pero ciertamente, lo que más le horrorizó fue lo inadecuado de su compra.

Al día siguiente, Emma recibió una nueva caja: esta vez había en ella una muñeca de plástico, estándar, de ojos de plástico y pestañas largas que lloran al ponerles baterías. Con la caja aún intacta, fue hacia donde estaba su madre y le entregó la caja: «No necesito esta muñeca, prefiero seguir jugando con la niña del vestido azul allí afuera que habla de unos días que ya no existen».

I Concurso de Tuli-mensajes Navideños

Ya estamos en diciembre y por aquello de celebrar la Navidad, los invito al I Concurso de Tulimensajes navideños.

El procedimiento es bastante sencillo: sólo deben escribir su mensaje y enviarlo a tulimensajes@gmail.com y semanalmente, los iré agregando en la encuesta para que puedan ir votando por su favorito. Los mensajes deben tener un máximo de 99 caracteres.

El concurso termina el día 31 de diciembre. Espero que todos se animen y participen.

miércoles, noviembre 29, 2006

Morada, moradita…

La verdad es que de política no se habla nunca, o casi nunca en este blog, pero ciertamente, en Venezuela las cosas no están bien. El 3D viene, y viene con miedo, esperanza, pero sobre todo, con rabia.

Yo soy antichavista ni-ni, lo dejo claro, por si las moscas. Pero tengo amigos que no lo son y eso no los hace menos amigos. Por suerte para mí, con los que he tenido oportunidad de hablar al respecto en alguna ocasión sobre política, lo he hecho en paz, con razones, y no pasiones y a fin de cuenta, he llegado a pensar que tenemos mucho en común: queremos que el país cambie, mejore, que sea más justo, que las riquezas se distribuyan más equitativamente. El problema está en la realidad y en que para unos está bien lo que pasa en la actualidad y para otros no. No puedo hablar de los chavistas amigos con los que no he hablado de política, eso es harina de otro costal.

Yo aplaudo a los que de un lado y de otro, porque creen de verdad que un cambio es posible, van a marchar, van a votar, y quieren que se les reconozcan sus derechos. Es francamente admirable que esa emoción se mantenga a pesar de los chascos, para los rojos rojitos y los azules azulitos.

Lo que sí no es admisible, al menos para mí es la violencia, que viene de nuevo de esa rabia acumulada, por las razones que sean, a pesar de lo que sea y bajo la excusa que sea. Hay que luchar pero con la cabeza, no a punta de palos y pistolas.

Sé también que desde lejos es muy cómodo sentarse a escribir este discurso utópico sobre la tolerancia, cuando yo sé lo que es una marcha, y sé lo que es el cinismo de mucha gente del gobierno y de la oposición. También sé que a estas alturas, todos saben por quién van a votar. Pero si les soy sincera: Yo no quiero a Chávez (nunca lo quise), pero no se puede permitir que se deje entrar de nuevo a algunos que, por sus irresponsabilidades, generaron su necesaria llegada. Yo lo que quiero es un candidato morado, moradito. Se escuchan postulaciones…

martes, noviembre 28, 2006

Farewell

Para Mexi, porque sí...
Solo quedaba su rastro en la tierra aún húmeda por la lluvia reciente. Y ella lo vio y estuvo a punto de seguirlo, como siempre para encontrarse con él, como cada tarde de otoño, pero de repente se detuvo.

Miró a su alrededor y vio los árboles, las hojas cayendo, algunas naranja, otras rojas, otras ya sin color por el paso de los días y el césped y sintió el olor de la lluvia inminente, igual a aquella que caía antes de conocerlo, en otros días, tal vez no mejores, pero sí diferentes.

Y así pasó un buen rato y las gotas comenzaron a caer mientras ella pensaba en los bailes, en los paseos, en las noches de cine y las escapadas esporádicas. Y así se borró su rastro y ella ya no pudo seguirlo. Sus lágrimas se confundieron con el agua que caía y dieron paso a un riachuelo que le mostró el camino que los rastros falsos no la dejaron ver y que ahora por fin, desaparecían para siempre.

lunes, noviembre 27, 2006

Nothing, Rien

It was an atypical silence and honestly, I couldn’t stand it. I waited for hours, hoping that something would change, but everything was still the same: I was staring at a not-moving man.

It was as if, suddenly, some kind of shock hit him without notice. I thought about that because he looked like he had been talking to someone who just left him there, with unspeakable words on his mouth, silent words.

After setting some Pros and Cons, you know me, I’m a non-stop analyst, I decided to come closer, giving careful steps and trying not to think what another human being would think if they saw the scene: a not moving man in the middle of the square and a 50 year-old woman and touristy-look approaching him.

Finally, I was standing face to face with my (yes, he’s mine, I saw him first) Statue Man. I waved my hands, I clapped them to see if he winked his eyes. Nothing happened. I finally decided to put an end to this charade and stepped on his foot with everything I got. Same answer. I gave up. I turned my back on him and walked away from there. It was late and I decided I wanted to go to the wax museum (ironic, huh?). A few minutes later, I looked back but he wasn’t there anymore. Maybe we’ll meet again.. or not. Nothing, Rien.

viernes, noviembre 24, 2006

Étoiles

Para C, con H
Parecía que la noche no llegaba nunca. Hacía varias horas que sobre una manta colocada en el suelo, me conformaba con mirar las formas del cielo. Y vi figuras de mujer y dragones echando fuego y animales y figuras geométricas y olas. Estaba tan concentrada en esta suerte de cadáver exquisito que se paseaba a su antojo delante de mis ojos, que no escuché los pasos que venían desde atrás y se detenían justo detrás de mí. Fue más bien su sombra la que anunció esta visita inesperada de unos ojos que me miraban y me sonreían.

Me incorporé, entre extrañada y, sinceramente, algo asustada. No sabía de quién se trataba. En los años que tenía viniendo a ver las estrellas, nunca me había encontrado con nadie, una ardilla a lo mejor, pero nada más.

Mi visitante tenía botas de montaña y uniforme de empleado del parque. Sin dejar de sonreír se sentó a mi lado. Sacó del bolsillo de su camisa un papel, un tanto arrugado y envejecido, lo abrió, se acercó a mi oído y susurró: «Donaudampfschiffskapitänmützeloch». Una nueva sonrisa de despedida se lo llevó de vuelta al lugar de donde había venido y yo, volví a echarme. Miré al cielo y vi cómo comenzaron a aparecer mis deseadas estrellas. Entonces lo entendí todo. Era él quien las llamaba.

miércoles, noviembre 22, 2006

Tao

Al destino, en cualquier forma
El viento silbaba y el anciano lo escuchaba atento, como si en cada ráfaga le dijera los secretos que esconde la tierra. No había nadie a su alrededor, solo su perro, echado a un lado, con la lengua fuera y la mirada perdida. No era un perro muy bonito ni elegante, pero para su dueño era el amigo más fiel del mundo. Lo conoció en uno de los tantos caminos recorridos y sin darse cuenta, siguieron juntos en un compromiso sin palabras, solo bastó una mirada mutua. Desde entonces han pasado más de 15 años y ambos ya, cansados y curtidos, descansan con más frecuencia pero sin perder las ganas de seguir avanzando.

El anciano decide su camino según los designios del viento. Por eso hoy, como cada día, lo escucha con atención. El viento suele decirle dónde puede ser útil y a quién puede ayudar y él, sin dudar un segundo, así lo hace. Un deus ex machina en toda regla que le hace la vida más fácil, sin que él ni su compañero tengan qué preocuparse por cosas mundanas pero, según él mismo afirma, necesarias.

En el mundo, cada persona tiene una lucha interna: contra el tiempo, las adversidades, el azar, las circunstancias, o cualquier otra cosa. El anciano, no. Él lucha contra la sensación de no tener una misión y por eso las busca, las encuentra y sigue su camino, escuchando al viento y arrastrando sus pies, una y otra vez, una y otra vez, junto a su compañero, Tao.

martes, noviembre 21, 2006

En los extremos

A extremistas y extremeños, aunque no sean de allí
Reconozco que mi memoria es selectiva. Para algunas cosas es considerablemente buena, para otras, lo contrario. He llegado a pensar que eso tiene que ver con que uno escucha lo que quiere escuchar y ve lo que quiere ver. Y yo hace dos días, vi, o mejor dicho, leí una frase que me pareció interesante: «En el mundo viven juntas la persona más feliz y la más triste». Y creo que todos en algún momento nos hemos sentido en ambos extremos. De hecho, sentimos que no podemos hundirnos más o ser más felices cuando nos encontramos allí. Lo que se encuentra en el medio es lo que yo voy a bautizar como el «período activo», ese en el que luchamos por llegar a la felicidad y no resbalarnos hacia la tristeza.

No sé, pero creo que la cantante que decía la frase en cuestión ha dicho una verdad tan clara que nadie se había percatado de ella. Así que no seremos filósofos, pero seguimos luchando y buscando. Bonne chance…

lunes, noviembre 20, 2006

Larga vida a los pensamientos

Es oficial. Se me han muerto dos pensamientos. Es triste, porque seguí las instrucciones al pie de la letra: Riega cada uno un día sí y un día no. Al principio, parecía que funcionaba y de hecho, crecieron y se desarrollaron por su cuenta. A lo mejor eran las palabras, recordarlos y hablarles, darles los buenos días. Uno era amarillo, el otro era violeta. Con esos colores, nunca se te ocurre que pueden morirse y menos si son de naturaleza tan invernal. Pero henos aquí, que ayer, tras unas semanas, dos pensamientos van camino de convertirse en abono de plantas, quién sabe, a lo mejor de alguna forma, vuelvan a estar entre nosotros.

viernes, noviembre 17, 2006

Visiones invisibles

Leyla lo sabía pero no lo esperaba de esa manera. Había tenido algunas experiencias relacionadas con el episodio pero ni siquiera ese hecho la había preparado para este momento.

Desde niña, Leyla tenía visiones: algunas hermosas, otras no tanto, pero lo que sí era común a todas era que se cumplían; por lo general, tres días después de que le llegaban las imágenes y con una puntualidad desgarradora, lo que ella había visto se hacía realidad.

Es así como la vida de Leyla pasaba y para ella era un tanto aburrida. A fin de cuentas, sabía perfectamente quién la iba a besar, cuándo y cómo, cuánto sacaría en sus exámenes y si le descubrirían alguna mentira. Por el contrario, disfrutaba cuando “veía” lo que pasaría con sus amigas disfrutaba un mundo viéndolas emocionarse cuando las cosas iban bien y preparándolas para no pasarlo tan mal cuando no era así.

Hoy, sin embargo, las cosas no son iguales. Hace casi tres días (faltan exactamente 18 minutos), Leyla se vio a sí misma en una colina verdísima, riendo como nunca recordaba haberlo hecho y con una sensación de absoluta plenitud que no se parecía nada al aburrimiento que la acompaña a diario.

Han pasado 18 minutos. Y Leyla está de camino a su casa. Va manejando su archiconocida bicicleta que por nada del mundo quisiera dejar de utilizar. No se ha dado cuenta de la hora. Ni de la luz del semáforo que ahora le indicaba que debía detenerse…

miércoles, noviembre 15, 2006

¡Mucha mierda!

En el teatro, es una de las frases más utilizadas para desear buena suerte antes de una actuación. Y hay más: la gente dice que si una paloma (por lo general, las hacedoras de este milagro), decide “dar del cuerpo” en pleno vuelo y te cae en la cabeza, la fortuna te sonreirá.

En cualquier caso, la mierda, a pesar de considerarse un desperdicio, de ser maloliente y de ser muchas veces inoportuna, se asocia con cosas buenas y felices.

Ahora bien, cuando hablamos de la mierda de perro, ¿cuál es el código? Si pisamos algún regalito de ésos por la calle, ¿debemos molestarnos o dar gracias al dueño del animal por hacernos más afortunados? Si se pisa a propósito, ¿la buena suerte llega igual o sólo cuando es por accidente? Y lavarla de la suela o del zapato, ¿neutraliza el efecto y nos hace de nuevos seres tristes y miserables? Y la que los dueños recogen y tiras en los contenedores, ¿no les da a ellos la oportunidad de ganar la lotería, encontrar el amor o simplemente de hacer lo que les dé la gana?

En fin, mi deseo para todos, es: ¡Mucha mierda! El resto depende de ustedes.

martes, noviembre 14, 2006

Trailer (léase con la voz del viejito de las pelis)

To my girlfriends all over the world, always singles in heart…


In a world full of danger…

In a city where crime isn’t news and men aren’t there anymore…

Only one person can do the trick…

She’s tall, she’s gorgeous and doesn’t wear expensive clothes.

She’s a mother, a daughter, and a friend for all…

She makes you laugh, she wipes your tears and the best of all…

She’s single and smart, she loves movies and art…

And she waits for you…

COMING SOON IN A THEATER NEAR YOU (in Dolby where available)


P.S.: Happy Birthday, Mirukita soñadora

lunes, noviembre 13, 2006

S/T. Técnica Mixta

Con cada paso, Paula sentía que la piel se le iba quedando en carne viva. Intentaba no prestar atención al asunto y concentrarse en llegar a su destino: el museo Cerralbo, por ese día, lugar de residencia de El Okupa, su amigo el de los cuadros. La había citado allí sin querer dar ningún otro detalle y ella, como siempre y como la loca que parecía según sus demás amigos, aceptó sin dudar. Se veían poco, pero curiosamente, Paula sentía que El Okupa, si bien no hablaba mucho, sabía escucharla y aconsejarla. Al principio, adjudicó este hecho a la edad de su amigo. Luego se dio cuenta de que había algo más: Eran del mismo signo y compartían un gusto desmesurado por ciertas pociones mágicas, como el chocolate, algunos más que otros.

La molestia de Paula se hizo insoportable cuando iba por el Templo de Debod. Pensó en quitarse los zapatos y continuar su camino: El Okupa no tiene forma de ser localizado. Es él quien la llama para dar instrucciones y nunca al revés, así que no tenía modo de cambiar el sitio de encuentro, si bien ella sabía que a menos que hubiera unos cuantos cuadros alrededor de ambos, él se negaría rotundamente.

Finalmente, cruzó la calle, como pudo. El museo estaba “cerrado por obras”. A Paula le extrañó que su amigo no estuviera al tanto de esta situación, a fin de cuentas, uno sabe cuándo están de obras en su residencia. Miró a los lados pero no vio a nadie, salvo a un hombre mayor, con cara afable, que la miraba sonriendo con las manos detrás.

Al principio, Paula no supo cómo responder a ese gesto de familiaridad. Decidió acercarse, un poco desconfiada, pero esa sonrisa, constante y amplia, la empujó a seguir, coja como estaba y muriéndose del dolor. Al verla llegar, el anciano, que resultó ser otro amigo de El Okupa, le entregó un sobre grande, sellado, donde ponía su nombre.

Él no supo explicarle nada, sólo que su amigo en común le había pedido que le hiciese ese favor y que luego, la invitara a tomar un café. Él cumplió su palabra y ella descubrió algunos trucos para estirar la piel de sus zapatos. Él, por su parte, siguió el consejo de Paula y cambió el azúcar por edulcorante. Cosas de El Okupa...

miércoles, noviembre 08, 2006

Relatividade

Ernesto dio una calada lenta y profunda. Hacía años que no probaba un porro. Y esa simple calada le devolvió a unos años atrás, a las reuniones en casa de los amigos, donde entre caladitas compartidas arreglaban el mundo colocados y con risa boba.

Ahora todo era diferente. Ahora trabajaba y pasaba desapercibido. Dejó atrás sus pelos y nunca mejor dicho, sus “excentricidades”: se centró para alegría de muchos menos la suya. Su vida era más que eso y menos al mismo tiempo, por eso centrarse le importaba tan poco y descentrarse, todo lo contrario. Pensaba en ello cuando cruzaba la calle y una moto no pudo esquivarlo.

“Fractura en cuatro costillas y en la pierna derecha en varios sitios”, alcanzó a escuchar antes de caer de nuevo en ese sopor hospitalario incontrolable para quien lo sufre. Casi no sentía nada, pero de vez en cuando, un dolor agudísimo lo envolvía y él quería gritar pero de su boca no salía una sola palabra.

Pasaron: una semana, muchos amigos, los padres fieles, comidas incomibles, otras un poco mejores, unas cuantas enfermeras. Algunas eran francamente simpáticas, otras parecían verdugos medievales hambrientos, siempre gruñendo, haciendo que el enfermo se sienta más torpe, incapaz y tonto. De todo aquello le quedaron dos cosas claras: que la medicina, aunque no lo parezca, funciona y que la vida es muy corta o muy larga, todo depende de lo que se decida.

Por eso hoy Ernesto fuma un porro solo, sin compañía. Y luego enciende otro. Y sale de su casa, y camina con paso tranquilo pero seguro. No sabe hasta dónde, sólo sabe que no debe parar mientras él y sólo él así lo desee.

viernes, noviembre 03, 2006

Ella

Ella decidió que iría al supermercado. Total, le quedaba en el camino de vuelta y así aprovecharía para ver si dejaba de llover de una buena vez. Pensó en hacer un pastel de manzana y luego de haber buscado algunos ingredientes, fue a la sección de frutas. Las había de todas las procedencias, orígenes y colores. Ella buscaba manzanas reinetas, así que paseó su mirada por algunas variedades y las vio. Puso una bandeja en la cesta y de repente, se encontró con el inequívoco recuerdo de la infancia.

El árbol de granadas estaba al lado del limonero y era, junto a los de mango y el de níspero, uno de los más fértiles. Siempre podías contar con alguna en su punto justo y un sabor inmejorable.

Era muchas veces, el complemento perfecto a una tarde aburrida, una diversión simple y aparentemente inofensiva.

No recuerda cuándo se llevaron el árbol. No sabe si fue que se murió o si lo quitaron en alguna remodelación. El hecho es que poco a poco de su cabeza desapareció también el árbol, la fruta, las tardes aburridas después de tanto jugar... Hasta una tarde lluviosa en un supermercado al otro lado del océano, cuando se dio cuenta que desde que había desaparecido el árbol, nunca más había probado una granada ni tiene intención de hacerlo, a menos que sean de su casa.

miércoles, noviembre 01, 2006

Hoy decidí

A los presentes y los ausentes

Que disfruto caminar por Madrid sola y pensar, escuchar idiomas conocidos y desconocidos, oler y reconocer perfumes de amigos, amantes y no reconocer otros, mirar los gestos, las parejas, las familias, la gente que como yo camina sola. Y pensar y saber que si pienso un buen rato en todas estas cosas, eventualmente ocurrirán.

Por eso sé que Luis va a publicar su magnífica novela y vendrá a verme. Que dentro de no mucho tiempo, me reiré con Mexi, Patricia, Raiza, la mami y muchas otras implicadas en nuestros proyectos y planes reivinicadores, cortapenes y feministas, pero nunca dejaremos de decir ¡Qué vivan los papos!, seguido de una buena carcajada...

Que quiero viajar más y vivir en más sitios y que mis amigos maracuchos puedan venir a pasar conmigo días como éstos: Henmy, Mirdra, Fede, Yeyé, Manza, Anita con mi Pauli, Teacher Vivi, Popó y los que ahora no escribo y repitan los que ya han estado: Patricia, Mexi, Nola, Alfonso, Rafael, Gipsy, Giovannucci y Luis Socorro, y no dejar embarcado a Luigi para ir a Toledo y que cuando venga mi primo a tocar no sea en la otra punta de España. Y ver a Carlitos y que no se haya ido (ni el de Venezuela ni el de Brasil). Y que quiero que vengan sin avisar, y me digan: Hey, voy pa’ tu casa. Como hacíamos antes, como no se hace ahora. Y reunir a La Comunidad y tengamos otro fin de semana largo en Maracaibo...

Que el Negro va a ser un gran director y que la Mami va a ser muy feliz. Que voy a poder escribir el libro de mi abuelo y que algún día podré trabajar en mi casa, en pijama, despeinada y sonriente. Que no me importa ser despistada y olvidarme de miles de cosas, y caerme, porque “esos son golpes de crecer”.

Que quiero encontrar al hombre perfecto para mis amigas y que ya que estoy, lo encuentre para mí, y que seamos tan felices como Arrate y el Prendo y que ya de paso, ellos vivan en Madrid. Y que quiero una hija y no me importa si no es china. Y que se va a llamar Frida o Manuela.

Que no quiero ver más cine en versión doblada. Que no me importa decir que no he visto algunas pelis “esenciales” porque tengo intención de verlas y sé que ellas aparecerán cuando sea el momento adecuado. Y que voy a ir más al cine.

Que quiero ganarme la lotería para poder alquilar un crucero para mis amigos (los que ya he nombrado y los que no) y llevar allí a Los Pieles, a los de Madrid, a los de fuera de Madrid, a todos los de Maracaibo, Caracas, Canadá, Francia, UK, Tasmania, Perú, EEUU, Bélgica, México, Colombia, Brasil, Argentina y Cuba y cumplir mi promesa de Islas Caimán y tener una casa con piscina (¿verdad, Henmy?) y comprar una casita en Castelo da Vide para escribir y escaparme y tomar vino con queso y que no me duela la cabeza al día siguiente, ni nunca más.

Que no olvidaré lo que hoy he pensado. Hoy decidí que se va a cumplir.