He recordado un libro que lei hace años sobre Wabi-sabi, un concepto estético japonés donde la imperfección de los objetos y sus cambios naturales, son los que confieren belleza. Una hoja desde su nacimiento hasta su muerte es bella, puesto que la naturaleza obra en ella y la transforma constantemente.
Las mujeres somos naturaleza y somos seres cambiantes, en constante evolución y por lo tanto, bellas. Las arrugas nos embellecen, la celulitis, las uñas comidas, las horquetillas, las ojeras, los granos en los días de las primeras citas o de las fiestas que hemos esperado por meses, no hacen sino atribuirnos rasgos únicos, irrepetibles, contrarios a esa extraña manía de uniformidad que últimamente está tan de moda.
Ser diferente es ser bella, así que lo digo en este día porque así lo manda ese precepto universal de que el 8 de marzo es nuestro día, pero yo soy diferente y quiero que esto sea lo que celebremos los 364 de cada año. Yo lo único que celebro hoy, es el cumpleaños del Prendo.
1 comentario:
Ahí está mi Pilar, yo no podría haberlo dicho mejor!!!!
Que viva la diferencia...
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