martes, marzo 07, 2006

La petite mort o la hermosa agonía

Hace unos días me dijeron que el blog estaba bien, pero que le faltaba un poco de picante. Así que aquí les pongo esta obra maestra de mis tacvbos, ante todo con descuidada elegancia, sobre "el gran momento". A ver si es verdad lo que dicen...

Dame la Muerte Chiquita,
Dame la Muerte Pequeña,
y asi tal vez en tus brazos alcanzaré gracia eterna.

Su esencia de alta marea,
Sus besos de tamarindo,
Sus pestañas dos palmeras a cuyo vaivén me rindo.

Dicen que usted trae las sombras, y por dentro está toda herida.

Dame la Muerte Chiquita,
antes del último sueño,
Una cosa a Dios yo pido,
un segundo ser su dueño.

La venganza es cosa dulce,
y este machete que tengo
es por si alguien le hizo daño que yo por usted me muero.
Es por si alguien le hizo dañoque yo por usted...

Dicen que usted trae la sombras, y por dentro está toda herida.
Por una noche en su lecho, soy capaz de dar la vida.

Café Tacuba (Revés - Yo soy, 1999)

27 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno como estamos hablando de ponerle picante al asunto... Hoy con natural desparpajo me permitiré compartir con los amigos de Pilar cómo fue mi priera vez... Así le seguimos poniendo picante al asunto. Pero yo a diferencia de los tacvbos, trataré de hacerlo derrochando elegancia... Pero para ello necesito algo de tiempo... Sólo les adelantaré que he perdido mi virginidad unas cuantas veces... eso sin mencionar las que de seguro perdí en mi otra vida..
Como no quiero darle matarile a la descripción de lo que fue y cómo fue mi primera vez... Lo dejo para relatarlo el fin de semana..
Así que esto fue un abre boca.. Ya les contaré más detalles.. Así Pilar ...

Anónimo dijo...

Te seguiré los pasos henmy... compartiré por vez primera uno de mis secretos mejor guardados... (Pili, ¿hay límite en la extensión del texto?)

Pilar Faneite dijo...

No, en este blog no hay límites para la creatividad y creo que si el tema es este, muchísimo menos... Estoy segura de que los lectores lo agradecerán!

Anónimo dijo...

Bueno acá estoy tal y como se lo había prometido a Pilar para describirle y contarle no sólo a ella sino al resto de los amigos, conocidos y todos aquellos quienes entren al blog de Pili, por accidente, cómo fue mi primera vez…
Comenzaré por tomar prestada una frase que no me pertenece y que recordé cuando leí que Fabiola comentó que ella también escribiría acerca de un episodio importante de su vida sexual para ponerle a este blog algo de picante. Pero lo que no sabía era si lo iba a hacer derrochando elegancia, contrariamente a lo que fueron mis palabras…
Bueno lo cierto del caso es que una vez me dijeron con absoluta convicción que “el sexo no era tan glamoroso como lo pintaba el cine”, sabias palabras que le pertenecen al actor y director chileno Boris Quercia. El mismo que actúo y dirigió la película “Sexo con amor” que vi hace un poco menos de dos años y a quien tuve la oportunidad de entrevistar para la revista Dominical, de Noticias, cuando su película fue estrenada en Venezuela.
Obviamente lo que Quercia hizo fue recordarme una obviedad al igual que mi amiga Fabiola. Los datos que ustedes comenzarán a leer serán sustancialmente fieles, y me permitiré, como comienza a ser natural, unas cuantas licencias al contarles todo esto…
Todo ocurrió una Semana Santa, hace exactamente siete años. Una edad perfecta para perder mi virginidad. Aunque hoy confiese que de haber sabido lo rico que era el sexo hubiese perdido mi virginidad mucho antes. Pero bueno el tiempo se ha encargado de recordarme que, afortunada o desafortunadamente, las cosas nunca suceden antes y mucho menos después. Llegan y pasan cuando deben pasar. Así lo supo entender mi novio para ese tiempo quien no desaprovechaba la oportunidad para, literalmente, acosarme. Supongo que al pobre ya lo tenía súper aburrido con nuestro jugueteo que yo detenía cuando notaba que la situación se me estaba yendo de las manos.
Lo cierto del caso es que aquella Semana Santa nos fuimos a la playa. Chichiriviche, Hotel Islas del Sol, en un lugar perfecto, en un hotel perfecto y, por si fuera poco, con la persona que me daba la suficiente nota, confianza y amor como para animarme a perder mi virginidad.
Admito que sacarme el cassetico de la importancia que era llegar virgen al matrimonio no fue fácil. Pero bueno ese sería material para escribirles otra historia. Lo cierto del caso es que después de un día de arena, sol y playa en Cayo Sombrero; el día se fue esfumando y dio paso a una luna que bañaba con su luz el lugar. Entonces en ese momento estábamos él y yo. Más solos que una ostra en la habitación de un hotel que me gustaba mucho.
Después de darme una ducha y vestirme, para salir a disfrutar las actividades recreativas programadas durante todas las noches por el hotel, le dije a mi pareja que ya estaba lista. Mi sorpresa fue que antes de salir él me besó y yo respondí a ese beso como nunca. Obviamente nunca salimos de la habitación. Con ese beso llegaron las caricias y con ellas la bendita vergüenza anticipada que sentía sólo de pensar que me iba a dar vergüenza intentar lo que ya estábamos cansados de intentar: intimar. Sin embargo, estaba muy contenta de haberlo dejado estupefacto con aquel beso y con todo lo que siguió después de ese beso.
Imagínense yo que siempre era la que había sentido miedo por el paso que quería dar, de pronto comencé a sentirme relajada. Así que poco a poco y sin quererlo comencé a permitírmelo todo: decir cualquier cosa, hacer cualquier cosa y sentir cualquier cosa.
Como ya lo habíamos practicado antes, aquella noche comenzó a desnudarme. Hoy entiendo que nunca antes me había desnudado como esa noche. Entonces por segundos la timidez me invadió, el sentimiento interior de pánico, el alocamiento, más todo lo que había sentido al desnudarme, pero todo aquello había desaparecido en cuestión de segundos. Finalmente estaba frente a él confiada, descarada, iluminada y sorprendida al descubrir de pronto los hasta entonces desconocidos gestos y sensaciones del desnudo lento y excitante.
Percibía sus miradas, iba dejando a un lado, como mimo, cada una de mis prendas y disfrutaba los distintos estadios de la desnudez. No hubo parte de mi cuerpo que él no haya recorrido con sus labios y con las yemas de sus dedos.
Comenzó por detenerse en mis senos. Aún recuerdo como después de meter el primero de ellos a la boca me hizo hincapié en que eran perfectos. Hubo tiempo hasta para darme explicaciones. “Me caben completitos en la boca”, me dijo con sus pupilas dilatadas mientras sus ojos se anclaban en los míos.
Recuerdo como su cabeza comenzó a descenderse poco a poco por mi vientre. En ese momento deje de sentirme igual a otras mujeres. En ese momento recuerdo que estaba saturada de todos los pensamientos, las sensaciones y todos los vicios posibles. En ese instante descubrí que ahora si era verdad que no había vuelta atrás. Así que si antes estaba disfrutando mucho el momento. Sentí que debía disfrutarlo más y comencé a desinhibirme.
Era inevitable no sentir su respiración a pesar de estar inmerso, dentro de mí, en mi vagina, que saboreaba y lamía con descaro. Trataba de introducir su lengua, me lamía y yo me retorcía de placer como un acordeón. Hasta que en el momento menos insospechado llegó lo que fue esa noche mi primer orgasmo. Mi cuerpo comenzó a temblar y yo seguí estremeciéndome del placer. Luego comenzó a tocarme con sus dedos. En medio de un descuido comenzó a introducirlo, luego introdujo dos. Era como una “sabia” manera de prepararme para lo que vendría.
No sé porqué sentí que él quería ver mi cuerpo en todas las posturas y desde todos los ángulos. Así que comencé a complacerlo. Sin miedo alguno lo dejé atravesar y tocar todo mi cuerpo con una dulzura que era capaz de calmarme en los momentos en que me atacaba el pánico. Siempre atento, siempre pendiente de cada detalle y de cómo me sentía.
Después de recuperarme de todo esto quise hacerle sentir a él mucho placer. Así que era mi turno. Hace rato le había quitado su franela. Así que comencé quitarle la bermuda que tenía puesta. Quedó en ropa interior. Comencé a tocar su pene por encima del interior. Estaba demasiado excitado. Erecto como el asta de una bandera. En ningún momento dejé de besarlo, hasta que me pidió que le bajara su bóxer. Y su pene salio disparado tal cual resorte que se sale de su lugar.
Me sentía torpe. No sabía que hacer. Recuerdo que comencé a tocarlo, a explorarlo. Me pidió que lo masturbara y no sabía ni cómo hacerlo. Me sentía abrumada. Extremadamente torpe. Así que él fue llevándome y orientándome. Me tomó la mano y me enseñó como hacerlo. Luego sentí que era el momento de pasar a otra etapa. Además, sentía que él así lo quería, me lo pedía a través de su mirada, de sus ojos… empecé a rozar mis labios con su pene. Con cierta timidez apenas lo besaba en la punta hasta que entré en otra etapa y me lo llevé todo a la boca.
Obviamente era algo grande y no entraba todo. Sin embargo, trataba de meterlo todo, lo más posible. De esa manera inicié mi tarea. Su rostro me lo decía todo…
Luego vino el gran momento… el momento de sacar el preservativo para… con suma delicadeza me recostó sobre la cama. Se lanzó encima de mí y se acomodó para penetrarme. Allí el miedo me envolvió, pero esta vez, como la peor de las mantas. Él notó mi miedo y fue muy paciente. Sólo recuerdo el dolor que sentí mientras él iba aumentando la velocidad. Los orgasmos que vinieron a pesar del dolor no fueron normales.
Recuerdo que sangré full… de hecho al otro día seguía sangrando. Recuerdo que llamé a Carolina para comentarle. Ella me calmó. Sé que dije que si la sangre no paraba. Iba a tener que ir al ginecólogo.
Esa fue la primera vez de otras veces en la noche, la madrugada, la mañana… En fin a cualquier hora. Lo único que se necesita son ganas. Y como las ganas siempre sobran. En cuanto al sexo me gusta bromear full, por eso digo que yo soy como las “girl scouts”: siempre listas…
Pues bien probablemente se estén preguntando por qué digo que he perdido mi virginidad varias veces. La respuesta es simple. Ninguna experiencia es igual a otra. Así que cada vez que estoy con una personas nueva –que tampoco es que han sido muchas-. Esa vuelve a ser mi primera vez. La primera vez de piel, de olor, de sabor, de sensación, de placer, de conocer y dejarse conocer… Así que inevitablemente siento que vuelvo a perder mi virginidad…

Anónimo dijo...

Fabi es tu turno... Te toca

Anónimo dijo...

Y como lo prometido es deuda.. aquí estoy para seguirle los pasos a mi estimada y excitada henmy (jajaja). Por cierto, qué sabroso es desinhibirse cierto!!!
Comparto lo dicho por henmy, cada vez es una primera vez, de modo que contaré una de ellas.
Aquí les va...

Era de esperarse que caminara unos cuantos pasos delante de mi, me reservé los comentarios pero su incomodidad era demasiado evidente. Un posible público de este cuadro cargado de locura todavía lo abruma, apenas un roce de manos hasta encontrar un espacio donde sólo nos reconozcamos los dos. Así fue, el taxi quizás no es un ideal pero se presta divinamente para el anhelado saludo con beso de labios, apenas entibiados debido al clima capitalino. La formalidad quedó extraviada en algún rincón del aeropuerto, ahora su cuerpo y el mío de nuevo quedaban amarrados, convirtiendo el deseo en contacto real y palpable, algo no muy concurrente por cierto. También el diálogo hizo gala, sin adjetivos románticos, pero con un tono develador. Todo estaba bajo su batuta, yo sencillamente me entregaba a ese momento dejándome llevar a cualquier lugar, no conocía ni el destino ni la ruta, tampoco me interesaba pues me encontraba en el lugar indicado, a su lado. La llegada al hotel fue casi imperceptible, rápidamente nos encontrábamos en la habitación, donde yo estaba segura de que cambiarían las cosas. Siempre me siento extraña cuando incurrimos en este tipo de escape, además del temor que cargaba en mis espaldas por una ocurrencia tremendilla. Continuamente reproducía en mi mente los mil y un posibles escenarios de lo que pensaba concretar en la noche, pues era la primera vez que me atrevía a hacer fechoría alguna junto a él. Por supuesto, ni sospechas de su parte.

El preámbulo...
Bastó sólo pisar la habitación para sucumbir en el ritual que nos es propio, abrazos apretados “dejasinaire”, suspiros revitalizantes, besos con dulces mordiscos, manos inquietas, las mías en sus nalgas (que me enloquecen por cierto) y las suyas en mis senos (que me enloquecen por cierto). Queríamos quitarnos la ropa de un golpe pero cuando logré despojarlo de su franela tocaron a la puerta, tuvo que ponérsela de nuevo y recibir una inoportuna jarra de agua. También pasó desapercibida y logré de nuevo traerlo a mis brazos sin pestañear. Cuántas ansias reservadas, parecíamos dos personas que no se tocaban ni hacían el amor desde el año pasado. Esta vez yo traía una actitud extremadamente seductora, él me provocaba hacernos mil cosas, besaba con desespero su pecho, sus labios, acariciaba de la forma que fuera con gran intensidad. Sus preguntas inquietas no tardan y pronto se escuchó ¿qué deseas hacer?, yo le dije que de todo pero su propuesta fue más concreta, regularmente lo es, otras veces ni me responde. De todas formas terminó siendo una novedad, besarnos al mismo tiempo, yo no estaba segura de ello pues soy poco controlada cuando comienzan a tocarme y la excitación que él me provoca me deja sin fuerzas ni control, siento que me derramo toda a medida que voy mojándome más y más. De todas formas lo intentamos, primero yo abajo y el arriba, no funcionó, cambiamos, el abajo y yo arriba, no funcionó, tuve que dejarle el campo libre, pienso que le entró miedo de que yo, en medio de mi frenesí, le mordiera o no sé qué otra cosa que hiciere yo con mi boca, mi lengua y sobretodo mis dientes. De todas formas era el preámbulo, y aquí todo se vale. Realmente lo más cautivador fue el cierre, hizo algo que yo deseaba desde hace algún tiempo, pedido en otras oportunidades mas no concedido. Posé mi espalda sobre la cama, se colocó muy arriba de mi, tomó en sus manos mis senos y comenzó a friccionar su pene en medio de ellos hasta empaparme toda con esa mezcla que anhelo sentir algún día desparramarse dentro de mi.

El obsequio...
Su cualidad más dominante es ser sumamente reservado, pero no sé qué le sucede cuando quedamos abstraídos del mundo exterior, pues busca despojarse de su habitual formalismo para acercarse a mi. Lo ha hecho de forma encantadora, no sólo por la manera en que me toca, también me ha llenado de detalles exquisitos. Si bien nunca pronuncia tantas palabras como yo, muchas de las cosas que me ha querido decir han quedado plasmadas en cada uno de los libros que me ha obsequiado. Recuerdo el primero “10 relatos de amor” en cuya dedicatoria se leía “para ese amor imposible”. Pero ciertamente el pasar del tiempo y el crecimiento como pareja ha cambiado un poco la temática, esta vez las posiciones y los secretos sexuales son una lectura de fascinante interés. Espero, precisamente, leerlo a su lado y escuchar sus particulares comentarios al respecto.

La celebración...
Mientras me llevo el primer bocado a la boca durante la cena, siguen pasando por mi mente las una y mil ideas de cómo llevar a cabo mi plan maestro de acoso sexual. Y como a comida rápida conversación rápida, no tuve tiempo de resolver nada, y caminaba hacia el hotel tomada de su mano -dulce detalle- aún sin la escena. No me quedó otra alternativa que recurrir a la improvisación. Esperé que entrara en el baño para rápidamente crear el ambiente imaginado días anteriores: velas aromatizadas para comenzar a despertar sus sentidos a través del olfato, un sensual pijama de sede negra para ver la reacción, una botella de Corvo tinto, la obsequiada en navidad, para mojar los labios y lo que se nos ocurriera, y por último, pétalos de rosas para bañar la cama y sentir la sensación en nuestras pieles. Salió del baño y encontró todo aquello, estaba algo extrañado y curioso a la vez, yo mientras tanto intentaba recoger cada pedacito de mi que sentía se movía de su sitio en mi interior. Recuperé el aire con frases como “si tenemos vino y todo”, “está bonito ese bichito”, “me gusta el ambiente de las velas”. Embarcada desde hace rato en el asunto, mientras él abría la botella de vino, esparcí la mitad de los pétalos sobre la cama, luego él lo hizo con la otra mitad. Todo era perfecto, desaparecieron las paredes de hotel, los ruidos de la ciudad, las intelectualizaciones. Sólo él y yo sentados el uno frente al otro, dispuestos a brindar por nuestra felicidad y por el éxito de su película. Le obsequié lo que siempre he podido darle, mis palabras llenas de amor y buenos deseos para él. Mientras las leía a su manera, le observé detenidamente y volví a confirmar que parte de mi vida está en él. Después de ese momento ya no hicieron falta las palabras. Ahora le tocaba a nuestros cuerpos. Lo ocurrido después superó en demasía mi premeditado plan. Siempre es una primera vez. Las caricias eran dulces y fuertes al mismo tiempo, mezcla de amor y deseo. Miles de besos sellando nuestros cuerpos, mojados de tanto saborearnos: el pecho, las piernas, lo dedos, mis senos, sus nalgas, mi cuello, su pene... cada rincón. Flotando sobre los pétalos, gozamos en todas las posiciones imaginadas... (desde el perrito hasta el águila, según nuestro libro). Los orgasmos fueron largos y repetidos, incluso de aquellos que dan como corriente en el cuerpo, te estremencen pero a la vez te invitan a probar de nuevo... Sin despegar nuestros cuerpos, recuperamos el aire, hasta que nuestros respiros fueron más y más lentos y sueves...

El amanecer...
Amanecí otra vez entre tus brazos, tú me querías decir no sé qué cosa, pero callé tu boca con mis besos y así pasaron muchas, muchas horas. Así dice el bolero, pero cómo coincide uno con esas letras de vez en cuando. Después de quedar consumidos por una noche de exquisita tormenta sexual, el despertar fue de pleno relax, con recuperadas energías para un nuevo ataque, como diría Morgan. La verdad es que las ganas en mi no se agotan, lo deseo tanto, me estremece tanto, él me da plenitud elevándome hasta lugares nunca visitados, me permite descubrirme cada vez y conocer todo lo que soy y lo que puedo dar en los momentos donde no es posible esconder cosa alguna, donde todo es verdad, donde todo es simple. Esa mañana nuestro ritual se repitió de nuevo en una fusión maravillosa y cada vez más intensa que la anterior. No puedo dejar de verle y repetir la escena una y otra vez en mi mente. La sonrisa siempre está presente. Ansío profundamente, con el mismo fuego que me quema, amanecer siempre a su lado por el resto de mi vida.

La despedida...
Nunca pienso en una despedida, aquella mañana tampoco la hubo. Al contrario, quedé presa del silencio mientras él me hablaba. Prefiero callar, escucharle y sentirle. Pero la partida era inevitable. Listos para salir del hotel, nos informan que debemos cancelar las sábanas, pues las manchas dejadas en ellas son imborrables...

Detalles guardados... o como dirían en internet “la novedad del site”
Los 100 metros planos en el aeropuerto...
Los secretos sexuales del libro...
Él arriba, yo abajo...
El digestivo ideal...
Soy estítico...
Las velas, el vino, los pétalos y el bichito...
Las nalgadas fuertes durante una buena cogida...
El rostro de la chica asiática...
Observarme mientras dormía...
Un almuerzo como pocos...
Las sábanas “cortesía” de la casa...
Una nota de despedida...

Pilar Faneite dijo...

Ay mi madreeeee!!

Anónimo dijo...

Pilar: ay mi madre (ídem y bis!!!)
Henmy: Qué molleja de Semana Santa!!!
Fabiola: no en vano eres la Señora Tentación
Chicas esta noche no duermo... ar papo!!! jajaajajaja

Anónimo dijo...

henmy: me quito el sombrero, pierdes el tiempo redactando noticias, tienes mucho mas que decir!!!!

pilar: saludo con satisfaccion tu iniciativa al fin un blog de concepto, y arrecho por demas.

y me permito citar "....ar papo" (de donato; mexi. marzo 2006)

Anónimo dijo...

Recuerdo lo diminuta que era y como lograba arroparme con sus brazos, me apretaba. nos estábamos mudando del piso 8 al 5, así que todo lo llevábamos manualmente. Una vez me quedé afuera, licuadora en mano y en pantaletas. mi verguenza se incrementaba cada vez que abría el ascensor. yo estaba enamorada. tocó esperar donde la vecina-en pantaletas-a que alguien de la casa viniera a rescatarme...
pero Ese día no había ascensor en el edificio así que tocó por las escaleras. era el plomero de la casa, electricista, mensajero, utiliti...fuimos subiendo los 5 pisos en un solo abrazo, cada vez más pegado...qué protegida me sentía...me hablaba muy cerca de mi oído, en susurros, recuerdo sus bigotes haciéndome cosquillas y sus manos. recuerdo que al llegar no lo dejé pasar, me avergonzaban mis "ganas"...me dijo que lo tocara ahí...si si...ahí. saqué mi mano y cerré la puerta.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
me encontraba....¿me esperaba?...un día subimos a su departamento, otra torre, piso bajo, también por las escaleras y entonces lo sentí. él me tocó allí abajo. me sentía curiosa, animada, UNICA....ya era una mujer grande y madura...recuerdo que al llegar me bajó rapidamente los pantalones, la pantaleta y sacó su miembro, grande, muy grande. escupió en su mano y comenzó a frotar su cabeza. recuerdo su olor. me dijo que se lo chupara y me enseño como hacerlo. hoy soy toda una experta...!!!!!!una experta¡¡¡¡¡¡
y lo sentí caliente. seco. molesto...después las ganas de ir al baño a hacer pupú y lavarme su maldita leche de mierda. siempre era así...siempre por detrás. siempre.
.-.-.-.-.-.-.-.-..-...-.
mi hermano jugaba nintendo y él cuidaba a un sobrino. me llevó a su cuarto y de nuevo, el escupitajo, su olor, mi dolor y sus ganas. todo pasaba tan rápido, esa vez yo vigilaba. esa vez mi hermano jugaba nintendo.

10, 11, 25, 1000 veces y su olor inpregnó mi vida.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
un día le dije que me enseñara a besar...recuerdo sus bigotes rozando mis labios, prometiéndome palabras de amor y una casa en Margarita...se imaginan yo viviendo en Margarita...cuando mi mámá no tenía casa...Yo apretaba mis labios-como un pez-contra los suyos...después por horas y días practiqué en la pared del baño para hacerlo mucho mejor, pero nunca hubo tiempo de...él se fue a vivir a su tierra. pero de vez en cuando regresaba. Y...
la última vez fue en las escaleras, yo tenía 12 o 13 para esa época y habían pasado unos 6 desde la primera vez. ahora sí era toda una mujer; sabía lo que quería y pude jugar con eso. Pasaba los 40...me acuerdo sus "chores" desteñidos, siempre sin interiores, siempre listo, su barriga inmensa y cervezera, y su imposibilidad para tener una erección sin penetrarme. de todo eso se aprovecharon mis manos y mi asco.
Aún lo recuerdo.
Todavía sangro.
M.W.

Anónimo dijo...

Tus manos hacen lo que quieren. Son rebeldes. No importa lo que yo
diga, se acercan y me buscan. Saben que cuando me tocan ya no
hablo, ya no controlo.

Una buena me hicieron el otro día cuando llegaba cansada a casa, con
la única idea de echarme en la cama y dormir. Hice mi ritual de todos los días. Me quité los lentes de contacto, me lavé la cara y me puse las cremas de resignación de los treinta años. Me cambié de ropa y me acosté, molida.

Pero son tan audaces, tus manos, que se metieron en las mías, sin
preguntarme…

Como si estuvieran dentro de un guante, pero sin asomo de torpeza, comenzaron a recorrerme. Primero los pechos, apretando los pezones como saben que me gusta, una y otra vez, rápido y lento. Metían los dedos en mi boca para humedecerlos y tocaban de nuevo, más fuerte, calentándome hasta las orejas.

Luego, sin delicadeza, con una urgencia divina, me desnudaron en mi propia cama.

Suave y firmemente, avanzaron hacia mi vientre, y más abajo. Se detuvieron entre mis piernas. Y otra vez los dedos a la boca, otra vez abajo, explorando curiosos, entrando, conociendo, instalándose cómodamente, volviéndose locos dentro de mí, volviéndome loca a mí.

En ese instante perdí la conciencia, sin aviso ni vergüenza te apoderaste de todo el tiempo y el espacio.

En ese limbo de pesadilla y maravilla, sentí como mi cuerpo nacía de nuevo, igual que un títere recién sacado del baúl, con
tus dedos dentro dándole vida. Los dos actuando a un ritmo único,
perfecto, creciente. Sintiendo un placer difícil de distinguir del
dolor, casi insoportable.

De tanto no soportarlo, mi corazón reventó. Fue una explosión en cámara lenta, el títere quedó suspendido en el aire. En esos eternos segundos ya ni siquiera tus dedos lo manejaban. Tuvo vida propia, un pellizco de vida tan intenso que era más bien una muerte, bendita entre todas las muertes.

Una vez arriba, muy arriba, el títere cayó abruptamente, y volvió a ser lo que era, un cuerpo sabia y cruelmente dirigido a su antojo por tus dedos, que todavía dentro de este muñeco vulnerable, sentían satisfechos los temblores que siguieron.

Uno, otro, y otro, sacudones de placer que fueron menguando hasta que cansado y ya talvez un poco aburrido, decidiste dar un respiro a tu marioneta, a la que, agotada pero plena de nuevos sueños, dejaste descansar en su baúl
de realidad. Y fue nuevamente un cuerpo cansado, a la vez lleno y vacío. Un títere que, a ratos, añora la insensatez de tus dedos.

Anónimo dijo...

HENMY SIGUES SIENDO LA MEJOR........!!!!


POR LAS PEZUÑAS DEL PRIMOGÉNITO DE LUCIA Y FERNANDO...

MATEN A JUANCITO!!!!!

Anónimo dijo...

Gracias Fede. La verdad no podía esperar menos. Jejeje!
Por cierto mi lindo estoy pensand seriamete eso de escribr un libre de historas eróticas.
Un beso

Anónimo dijo...

y la 1ra vez de mexi?

Anónimo dijo...

Andrés de verdad que no quiero contar nuestra primera vez juntos, que para mi ha sido tan memorable... porque yo respeto mucho a Arrate y no quiero que se ponga celosa ni mucho menos herir sus sentimientos!
jajaajajajajajajaaj

Anónimo dijo...

Anda mexi, no te hagas de rogar. Yo se que la quieres contar. Al menos cambia los nombres, para que no se sientan aludidos

Anónimo dijo...

¿Por què no la contais vos?

Anónimo dijo...

Mexi, si me das tu autorizacion por escrito, lo hago

Anónimo dijo...

A ver... "Anònimo" me referìa a que tù contaras la tuya... ya que insistes tanto... y aquì nadie se sentirìa aludido ok??? Y no te voy a dar autorizaciòn de algo que estoy segura de que tù no manejas la informaciòn, si cuentas algo como eso de mi, serà puro invento!

Anónimo dijo...

al anonimo
contá!
echá pa fuera...!!!

Anónimo dijo...

Bueno debo decir que recibi el link de Pilar y es la primera vez que entro a un BLog... y estoy estupefacto(pero a la vez satisfecho)..sobretodo por leer algo que escribio alguien (muy valiente ademas) sobre algo bastante hablado y callado.

Henmy te felicito... nunca habia leido una historia sexual con una combinacion de estilo y mucho de picardia.. de ganas... de verdad que pude imaginarme toooooooodo..

Pilar... gracias por invitarme!

Freddy

Anónimo dijo...

el juancito... velo ve! y callaito que estaba ja ja!
eso es pa que federico no se meta mas con él

Anónimo dijo...

A diferencia de Juancito, no voy a romper la vitrina para salir corriendo, sencillamente me voy a sentar a ver, a esperar la reaccion de Uds...

En los polvos, los mejores momentos son en los que pongo especial atención en las curvas de la hembra que me estoy beneficiando. Cómo me gusta cogerla por la cintura, acariciar la piel en todas las curvas, apretarla contra mi polla... Esos momentos son especiales de alguna forma, el tiempo pasa más despacio y no dejo de pensar en lo que me gusta lo que estoy haciendo, especialmente cuando la hembra está completamente vencida por el placer que le doy con la polla, las manos o la boca.
Otro momentazo es cuanto pongo atención en lo que siente la polla. Me concentro en ella y me convierto todo yo en polla. Es como si estuvuiese entero dentro del coño, rozándome con las paredes mojadas, blandas y calientes que me envuelven, y disfruto moviéndome en círculos, rotando y buscando todas las paredes.
Me encantan las mujeres porque todas tienen partes blandas que me vuelven loco. Poco me gustan esas anoréxicas que pasean los huesos con orgullo. Disfruto de las tetas, de los culos, y de un coño bien blando e inflamado, disfruto agarrándome a la carne con fuerza mientras la aprieto contra mí. Y me gusta ver cómo se estremecen, tiemblan, se derrumban de placer, se sonrojan. Me siento bien haciendo gozar a las hembras que me follo, me siento muy bien cuando piden mi polla y cuando la desean con fuerza cada vez que la saco. Mejor si lo imploran con locura. Mejor si me abren su coño rosado y chorreante y me lo piden por favor. Delicioso. Cómo me gusta moverla despacio sintiendo bien el coño, metiéndola todo lo adentro que puedo, completamente acoplado, esperar, moverme despacio y sentir el coño blando, tembloroso o rodeando espasmódicamente la polla. Se me está haciendo la boca agua...

Anónimo dijo...

Una cosa es no tener vergüenza, y otra muy distinta pretender escribir erotismo y terminar relatando una historia simple y ordinaria.. Ordinaria no por común, sino por soez..
Va para anónimo este comentario.

Anónimo dijo...

el sr anónimo habla de la vieja de los mangos y escribe:"mi polla, su coño..olé mis güevos" y se te nota que eres mas venezolano..
eso no es fanfarronear como dijo Fede eso es ser farfullo!
eso me recuerda al "carupanero" y ya habrá gente que me entiende ja ja

Anónimo dijo...

Anònimo a vos y que te dicen "El Pollón???? jaajaajajajajajajaj

Anónimo dijo...

A LA VERGA AHORA YO SOY UN FANFARRON???

VAYASE PAL CARAJO!!!

POR CIERTO LAS MUJERES ESCRIBEN MEJOR DE SEXO QUE LOS HOMBRES, AHORA ENTIENDO LOS ARGUMENTOS DEL CINE TRIPLE X